domingo, 26 de junio de 2011

Todo tiene su tiempo

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere bajo el cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir;
tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de matar, y tiempo de curar;
tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
tiempo de llorar, y tiempo de reír; 
tiempo de afligirse, y tiempo de bailar;
tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras;
tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
tiempo de buscar, y tiempo de perder;
tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
tiempo de romper, y tiempo de coser;
tiempo de callar, y tiempo de hablar;
tiempo de amar, y tiempo de aborrecer;
tiempo de guerra, y tiempo de paz.
(...)
Goza de la vida con la mujer (el hombre) que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en el trabajo con que te afanas bajo el sol.
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol (la muerte, el limbo, el otro lado), adonde vas a parar, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. 
(...)
Antes que la cadena de plata se quiebre, 
y se rompa el cuenco de oro, 
y el cántaro se quiebre junto a la fuente, 
y la rueda sea rota sobre el pozo;
y el polvo vuelva a la tierra, como era, 
y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio.
Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad...



Del libro bíblico del Eclesiastés (El Predicador)
Versión Reina-Valera (1600 d.C.)

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